NUESTRA HISTORIA

 

 HISTORIA DE LA IGLESIA PENTECOSTAL DE WASHINGTON HEIGHTS


1931

Evangelista Mexicano Francisco Olazabal, conocido también como el Moisés Moreno realiza una campaña en el condado de Long Island, Nueva York por espacio de 16 semanas. Cientos de personas de diferente partes de los 5 condados se convierten genuinamente al Señor por el poderoso mensaje de salvación.

1934

A raíz de esa productiva campaña evangelística del hermano Olazabal un grupo de hermanos deciden comenzar una célula en la calle 138 y la Avenida Amsterdam.

1935

Gracias al crecimiento de la célula y bajo la dirección de la misionera Matilde Vargas se funda la Iglesia de Washington Heights también conocida en esa época como la Paloma de Amsterdam.

1936

Nombran a Rev. Frank Hernández como el primer Pastor de la Iglesia de Washington Heights.

1937

Debido al continuo crecimiento en membresía de La Iglesia en Washington Heights, El Pastor Frank Hernández junto a los miembros de la Iglesia deciden rentar el inmueble ubicado en 1805 en la calle 149 y la Avenida Amsterdam convirtiéndose este lugar en el primer Templo.

1940

La Paloma de Amsterdam nuevamente emprende vuelo y esta vez se muda al inmueble ubicado en el 1772 de la calle 148 en la Avenida Amsterdam, convirtiéndose este lugar en el segundo Templo rentado.

1942

El Pastor Frank Hernández se despide de la congregación y regresa a su país natal Puerto Rico. A mediados de ese mismo año nombran a el Rev. Luis Maldonado como Pastor de la Iglesia de Washington Heights. El cual pastorea la Iglesia hasta 1946.

1946

 Nombran al Rev. Cayetano como Pastor.

1949

La Iglesia de Washington Heights se muda nuevamente, esta vez se ubican en el 2121 y la calle 165 en la Avenida Amsterdam.

1950

Nombran al Rev. Angel Cordero como Pastor de la Iglesia de Washington Heights.

1953

Nombran a el hermano Carlos R. Reyes como Co-Pastor de la Iglesia debido a su madurez espiritual y dedicación a la obra del Señor.

1956

Por primera vez la Iglesia compra su propio Templo, ubicado en el inmueble en el 2150 de la calle 163 y la Avenida Amsterdam.

1958

Nombran al Rev. Carlos R. Reyes como Pastor oficial de la Iglesia Pentecostal en Washington Heights bajo la supervisión del Concilio de las Asambleas de Dios Distrito Noreste. 

1968

Finalmente la Paloma de Amsterdam hace su nido y queda establecida, gracias a Dios hasta el presente (2014), en el inmueble ubicado en el 281 de la calle 179 entre la Avenida Audubon y la Avenida Amsterdam. Bajo la guianza del Espíritu Santo, el Pastor Carlos R. Reyes junto con su amada esposa Antonia Reyes ha precedido la Iglesia Pentecostal en Washington Heights por mas de 40 años. Siendo esta Iglesia epicentro de otras obras misioneras en el extranjero, gracias al equipo evangelístico que se inició en el 1976. Nuestra historia es amplia y bendecida.

2014

La Iglesia Pentecostal de Washington Heights celebra 79 años de victoria en Cristo Jesús en la comunidad del alto Manhattan. Dios es fiel.

2021

Nuestro querido pastor Carlos R. Reyes fallece el 23 de Julio del 2021. la palabra De Dios dice en Romanos 14:8: Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”.

PRESENTE

Nuestra misión sigue adelante. Con la ayuda del señor podremos alcanzar las almas para Cristo!

 

ENTREVISTA CON PASTOR REV. CARLOS R. REYES

Presentada por Deyvi Figuereo y Ina Esquilin

 

Entrevista con pastor Carlos R. Reyes Iglesia Pentecostal Washington Heights

 
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DECLARACIÓN DE FE DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS


 1. La inspiración de las Escrituras: Creemos que la Biblia es la palabra de Dios, nuestra única regla infalible de fe y conducta, por haber sido inspirada por el Espíritu Santo.

2. El Dios único y verdadero: Creemos que hay un solo Dios verdadero, que se ha revelado como el Creador de todas las cosas, y que existe eternamente. En la unidad esencial de Dios hay distinción de personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esta doctrina de un solo Dios que subsiste eternamente en tres personas es llamada la Trinidad.

3. El hombre, su caída, redención y esperanza: Creemos que el hombre fue creado por Dios en estado de inocencia, pero a consecuencia de la desobediencia adquirió una naturaleza pecaminosa y quedó sujeto a la condenación eterna. Su única fuente de redención y esperanza de vida eterna está en el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario y su resurrección de entre los muertos.

4. La salvación del hombre: Creemos que la salvación se obtiene cuando el hombre se arrepiente de sus pecados y acepta por la fe el perdón de Dios ofrecido a través de Jesucristo. Además, el Espíritu Santo le da seguridad interna de que ha sido hecho hijo de Dios. A partir de este momento el hombre salvo debe vivir una nueva vida, recta y santa.

5. La santificación del creyente: Creemos que la santificación es un estado de gracia al cual entra el creyente al aceptar a Cristo, e implica separarse de la mundanalidad y consagrarse a Dios, procurando vivir en un estado de pureza moral mediante la ayuda diaria del Espíritu Santo.

6. El bautismo en el Espíritu Santo: Creemos que el bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia espiritual diferente a la salvación y posterior al nuevo nacimiento en Cristo. La manifestación de que se ha recibido es hablar en otras lenguas, no por propio impulso del hombre, sino bajo la dirección del Espíritu Santo. Es dado para capacitar al creyente en el cumplimiento de la gran comisión.

7. La sanidad divina: Creemos en la sanidad divina, y ésta se recibe por fe con base en el sacrificio expiatorio de Cristo.

8. La Iglesia: Creemos que la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo; está compuesta por cada creyente nacido del Espíritu cuyo nombre está escrito en el libro de la vida. Su propósito es adorar a Dios, evangelizar al mundo, edificar a los fieles y llevar a cabo la obra social. En un sentido amplio todo creyente es un ministro, llamado para servir, testificar, interceder y contribuir, aunque también han sido provistos un llamamiento específico y un servicio escrituralmente ordenado por Dios para los ministros de la Palabra.

9. La mayordomía financiera: Creemos que la mayordomía financiera es deber y privilegio de todos los cristianos, que como fieles mayordomos de Cristo contribuyen al sostenimiento y extensión de la obra con sus ofrendas, primicias y diezmos.

10. El arrebatamiento de la Iglesia: Creemos que el arrebatamiento de la Iglesia ocurrirá cuando Jesucristo regrese por los suyos, en ese momento los que hayan muerto siendo salvos serán resucitados primero y trasladados junto con aquellos creyentes que se encuentren vivos, para estar con el Señor por la eternidad. Este acontecimiento puede ocurrir en cualquier momento y será antes de la gran tribulación.

11. La segunda venida de Cristo y el reino milenial: Creemos que la segunda venida de Cristo en gloria será cuando el Señor regrese con sus santos a la tierra para establecer su reinado físico y visible por mil años. Este reino milenial traerá paz universal y el cumplimiento de las promesas hechas a Israel en el Antiguo Testamento.

12. El juicio final de los incrédulos: Creemos que el juicio final será para todos los impíos que rehusaron aceptar a Jesucristo. Ellos, junto con Satanás y los ángeles caídos, serán arrojados al lago de fuego donde estarán por la eternidad.

13. Los cielos nuevos y tierra nueva: Creemos que habrá cielos nuevos y tierra nueva, donde morará la justicia. Allí vivirán todos los santos por la eternidad.

14. El bautismo en agua: Creemos en el bautismo en agua por inmersión, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es un sacramento para la Iglesia, un testimonio público de la fe del creyente que ha aceptado a Jesús como su Salvador.

15. La santa cena del Señor: Creemos que la santa cena es también un sacramento para la Iglesia, del que participan los miembros de la congregación que ya fueron bautizados en agua, como un símbolo de nuestra unión con Cristo, un recordatorio de su sufrimiento y muerte y un anuncio de su inminente retorno.

16. La desaprobación de doctrinas erróneas: Creemos que la desaprobación de doctrinas erróneas es necesaria para evitar confusiones y herejías, preservando la sana doctrina y la unidad del cuerpo de Cristo.